domingo, 20 de octubre de 2019

Mi primera historia


Antes de dejaros con la historia quería deciros que esta es la primera historia que escribo y me gustaría saber vuestras primeras impresiones, os pido que seaís respetuosos y si conoceís a alguien que le pueda gustar, ¡adelante compartidlo! Gracias de antemano por leer la historia :) 

Introducción: El comienzo de la aventura

Todo empezó un día lluvioso en el que no me encontraba muy bien, por lo que decidí ir a la farmacia a por un medicamento que me hiciera sentir mejor, así que cogí las llaves de casa, un chándal que tenía en el armario, una chaqueta y por supuesto, un paraguas.
Cuando bajé a la calle un escalofrío recorrió mi cuerpo y me di cuenta que me esperaba un día movidito. Las gotas de agua caían una a una, abrí el paraguas y me dirigí a la farmacia. Justo en el semáforo que había enfrente de la farmacia sentí una fuerte punzada en el pecho y automáticamente me desplomé como si fuera un robot al que se le habían acabado las pilas o la batería, lo último que escuche fue al panadero gritando. –Rápido que alguien llame a una ambulancia.
Oh cierto, todavía no me he presentado, me llamo David, mis apellidos no importan para esta historia, soy un chico corriente de unos 19 años que no trabaja ni estudia, básicamente un “nini”.
Después de abrir los ojos, me encontraba en un habitáculo. En la cual, una especie de humano de alas rojizas me esperaba. Vestía un esmoquin, un sombrero de copa y un pantalón a juego de color blanco que contrastaban con su mediamelena negra como el azabache, sus vestimentas se encontraban impolutas, las cuales desprendían cierta elegancia.
Me esperaba sentado con una libreta y boli.
–¿Qué es este lugar? ¿Qué hago aquí? ¿Y más importante quién eres tu y qué es ese disfraz que llevas?
–No te preocupes relájate y siéntate, te lo explicaré, todo a su debido tiempo.

El desconocido chasqueo los dedos, una enorme silla sacada de la época victoriana apareció delante de mí como si por arte de magia se tratara. La silla estaba hecha de madera con un sillín y amortiguadores rojos.
Me senté en aquella silla, la cual era muy cómoda pese a la apariencia. Su interrogatorio comenzó.
–Me llamo Liam y estás en el Limbo un lugar donde los muertos deciden su destino –me dijo de forma impetuosa y amigable.
–P-pe-pero yo estaba en la calle, ¿por qué me encuentro aquí? ¿Y responde quién eres? Además, ¿el limbo? ¿Es que acaso estoy muerto?
–Verás yo soy el encargado de guiar a las almas en pena y decidir su destino, supongo que la definición de mi ser en tu mundo, sería la de un ángel. En tu caso al ser un chico joven, que no ha llegado a los 20, Dios se ha compadecido de ti y ha decidido darte otra oportunidad en otro mundo, en el cual podrás ser un héroe como en un videojuego.
Era muy difícil de creer, pero parecía que no mentía, además no sentía dolor en el pecho, ¿y si lo que dice es verdad? ¿Y mi familia y seres queridos? ¿Se encontrarán bien? Dudas y más dudas me surhían. Parecía que me hallaba en una tormenta de ideas. No obstante, la tentación de una nueva aventura me esperaba, tal vez la que siempre había soñado. Todavía era muy iluso.
Por lo tanto decidí aceptar al fin y al cabo ya estaba muerto y en el otro mundo me aburría ya que no tenía nada que hacer.
–Oye si eso que dices es cierto, ¿cómo reapareceré en ese mundo?, es decir, estoy muerto. ¿Volveré a empezar desde cero?
–Hmmm… chico curioso, ¿eh? En primer lugar, te haré un cuestionario el cual debes responder con sinceridad y a partir de ese cuestionario, te asignaremos un arma y unos atributos adecuados para esa arma. Con respecto a sí nacerás de nuevo, por supuesto, pero como ventaja recordarás tu vida pasada. ¿Empezamos chico?
–Adelante –le dije sin pelos en la lengua y de forma relajada.
Liam volvió a chasquear los dedos y un increíble test apareció de la nada, por ese entonces creía que jamás me acostumbraría. Un asqueroso test de más de mil preguntas me esperaba. Aquél simpático ángel me lo dio y empecé a realizarlo.


Aquel test se encontraba lleno de algunas preguntas banales tales como: “¿Cuál es tu plato de comida favorito?” o incluso “¿prefieres la playa o la montaña?”. Pero a su vez, tenía preguntas interesantes como por ejemplo: “En una situación de riesgo, ¿a quién salvarías primero? ¿A un niño, a un adulto que ejerce de doctor, a un estudiante superdotado o a un anciano?”. Está clase de preguntas hacían plantearse temas serios, en mi caso decidí elegir al doctor ya que es alguien que en este momento es capaz de salvar una vida, dando a demostrar que pienso más en el presente. Sin embargo, después me di cuenta que era una mala opción para salvar primero, al ser doctor sabría bastante sobre como apañárselas y entonces lo cambié por el niño.
Después Liam exclamó –¡con que estás indeciso, me gusta significa que te lo tomas en serio!
Fue en aquel preciso instante, en la que una gota de sudor frío recorría mi desdichado cuerpo, me di cuenta de que no solo se evaluaban mis respuestas en el papel sino que también se tenían en cuenta mis pensamientos.
–Un momento, ¿me acabas de leer la mente?
–¡Que va!, tan solo se te nota en tu cara, humano –dijo sonriente.
–Bufff, este test es largo. ¿Por qué hacer un test tan largo? –le pregunté desconcertado.
–Creía que eras más inteligente como para saber que tu situación es un poco especial –me dijo el ángel decepcionado.


–Deja que te explique, verás no a todas las personas les damos la oportunidad de volver a rencarnar en otro mundo, y mucho menos como humanos. Por lo que tú, eres especial, si me preguntas no sé que de especial ve el jefe sobre ti, pero aún así me pareces un poco interesante
Me sorprendí, no entendía el porqué de sus palabras, ¿yo, especial? Era imposible que un chico mediocre como yo tuviera algo de especial.
–Oye si no te importa, ¿me podrías hablar del mundo al que voy a ir? –le pregunté de forma que me diera alguna pista para saber mi objetivo como héroe.
–Hasta que no acabes el test no tengo permitido hablarte de ello así que céntrate tan solo en acabarlo –me dijo como si de mi madre o un profesor se tratase.
Pasó hora y media, me encontraba con la última pregunta del test, la cual era bastante chocante: “¿Estarías dispuesto a morir otra vez? / ¿Serías capaz de morir por alguien más?” Además de haber un si y un no para marcar, había suficiente espacio para escribir debajo una razón del porqué de mi elección.
–Liam disculpa… sobre la última pregunt-
En aquel momento, Liam me cortó la frase y me contestó.
–¡Oh qué bien! Veo que ya has llegado a la última pregunta, verás pese a ser tipo test, yo y mi jefe nos pusimos de acuerdo en hacerlo más emocionante, hemos planeado que en la última pregunta, nos dieras una raón de porqué elegirías una de esas dos respuestas. ¿No te parece interesante? –me dijo de forma sonriente.
Solo en ese instante me di cuenta de que este ángel era más astuto de lo que creía y que no velaba por mí, sino que simplemente le gustaba ver la cara de las personas y como se las apañaban para resolver las cuestiones que se planteaban delante suya.
Pese a mi gran inexperiencia en la vida, me empecé a plantear aquella pregunta tan filosófica.
Mientras tanto, Liam se encontraba impaciente por mi respuesta. – venga… ¿Todavía no la tienes?
Después de que Liam me dijera eso, llegué a una conclusión. Me la debía plantear de otra forma para encontrar una respuesta. “¿Serías un héroe que se sacrificaría para que la humanidad avanzase o, en cambio, serías la persona que hiciera avanzar a la humanidad?”. Después de mirarla de esa forma mis dudas se disiparon y pensé que nunca tuve un gran afán por el ejército. Por supuesto que era necesario, se sacrificaban por las demás personas y eso fue algo que me parecía admirable, sin embargo, pienso que una persona capaz de hacer un gran avance para la civilización era menos común y por tanto elegí esa opción.
–¡Listo, ya la tengo!
–Perfecto dame un par de minutos para corregir y comprobar este test –me dijo Liam con una sonrisa de oreja a oreja.
Tras esa contestación, chasqueó por tercera vez los dedos y otro ángel apreció, este a diferencia de Liam se asemejaba más a la imagen común que nosotros entenderíamos para un ángel. Dos alas blancas semejantes a las de una paloma que le salían por la espalda, un halo de luz que casi me dejó ciego y por último un cuerpo de niño. Corrigió el examen en un momento y le entregó un informe a Liam.
–Listo señor Liam –dijo el ángel de voz inmadura.
–Gracias pequeñín –le dijo Liam al ángel.

–Bueno chico parece que ya está. Mira, no sé como decírtelo pero resulta que no te podemos asignar ningún arma, es decir, puedes usar cualquier arma al mundo al que vas a ir pero no podrás usar habilidades propias de héroe. Para que lo entiendas, serás capaz de usar un gran arsenal pero nunca a su máximo potencial. 
Ah, por cierto otra cosa más, conservarás tus recuerdos de tu vida pasada, pero nunca dije que los de este lugar sí, por lo tanto solo recordarás que puedes usar un gran arsenal de toda esta maravillosa charla que hemos tenido.
–¡¡Espera!! ¿Por qué me has mentido? ¿Por qué no puedo tener recuerdos de esta charla? Dijiste que sería un héroe con un arma y atributos propios, no me traiciones.
–Es cierto lo dije, pero surgió un improvisto, así que no nos queda de otra. Además, no puedes tener recuerdos de esta charla porqué sería injusto para los demás, si me disculpas te voy a enviar ya a ese lugar que tanto deseabas al comienzo de la charla. No ganaré, pero al menos nos divertiremos –le oí susurrar.
En ese momento, muchas dudas surgieron, pero mi mayor temor era a que se refería con “injusto”
–Liam me las pagarás por dejarme en este mundo como alguien norm... –mi voz se entrecorto y un círculo mágico apareció debajo de mis pies.